2 de diciembre de 2009

Segundas lenguas nunca fueron... primeras

Me entero a través del blog de Aleya Rouchdy (Arabic Across Cultures) de la publicación de un nuevo estudio del profesor Raphiq Ibrahim, de la U. de Haifa, sobre la condición de segunda lengua (L2) del llamado árabe estándar (normativo, prefiero yo) entre los propios arabófonos:

In this study, Ibrahim used a priming technique to compare the relations between the two forms of Arabic to the relations existing between Hebrew and Spoken Arabic. The findings showed clearly that the representation of MSA is that of a second language (L2), similar to Hebrew, and that the literate Arab people are de-facto bilinguals.
---Raphiq Ibrahim, "The cognitive basis of diglossia in Arabic: Evidence from a repetition priming study within and between languages", Psychology Research and Behavior Management, 2009.

Y digo nuevo porque ya conocía otro anterior sobre el mismo tema:
The conclusion is that, despite the intensive daily use adult native Arabic speakers make of SA [Spoken Arabic] and LA [Literary Arabic], and despite their shared origin, the two languages retain their status as first and second languages in the cognitive system.
---Raphiq Ibrahim y Judith Aharon-Peretz, "Is Literary Arabic a Second Language for Native Arab Speakers?: Evidence from Semantic PrimingStudy", Journal of Psycholinguistic Research, 34-1 (2005), 51-70.

Los estudios de Ibrahim vienen a confirmar así lo que hasta ahora se intuía por sentido común: que una lengua "aprendida" como el árabe فصحى (grandilocuente, normativo, fetén, clásico, etc...) no deja de ser una segunda lengua por más presente que esté en la vida de los arabófonos, y ni que decir tiene que esta confirmación debería tener alguna repercusión en la enseñanza del árabe en general; como debería tenerla también este otro estudio de Ibrahim, Zohar Eviatar y Mark Leikin, entre cuyas conclusiones está la de que a mayor empatía hacia los hablantes de un idioma determinado (el hebreo en este caso), menor acento se tiene al hablarlo como segunda lengua, salvo en determinadas condiciones sociopolíticas (en el experimento de Ibrahim y sus colegas, la relación empatía-acento sólo pudo verificarse entre inmigrantes rusos, pero no entre árabes israelíes).

Me pregunto qué resultados se obtendrían en un estudio de similares características realizado con españoles.

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