1 de mayo de 2010

La danza de los siete velos

Esta fotografía, tomada el pasado 11 de abril, ha sido noticia porque el rey saudí y su heredero aparecen en ella con una treintena de mujeres, la mayoría de ellas con el rostro descubierto, en el trascurso de la recepción a la que acudieron con motivo de su participación en un encuentro sobre sociedad e instituciones sanitarias. "Los liberales", dice la entrada de este artículo de El País que firma Ángeles Espinosa, "interpretan la foto como un mensaje del régimen" ya que en Arabia Saudí, en teoría, hombres y mujeres no pueden mezclarse (الاختلاط) sin que exista entre ellos un vínculo familiar. 

Para Asharq Al-Awsat (الشرق الأوسط), propiedad de un miembro de la familia real saudí, la noticia está en que, a raíz de la recepción, un grupo de profesoras de la Universidad Rey Abdelaziz de Jedda (جامعة الملك عبد العزيز بجدة) ha elogiado que el rey aprecie el papel de la mujer saudí y se reconozca políticamente la importancia del papel que desempeñan las mujeres, moviendo la rueda del desarrollo en el país. De "respaldo paternal" a las participantes habla el diario Okaz (عكاظ) y de "imagen que encarna la paternidad" el también saudí Al-Watan (الوطن), que además da los nombres y apellidos de las protagonistas. Hay que rebuscar entre los comentarios de los lectores para que surja la cuestión: "Mezclarse, ¿no era pecado?", dice uno. "Nos lo prohíben sólo a nosotros, al pueblo". Otro, en la misma línea, alude a la campaña de que ha sido víctima Ahmed Al Ghamdi (أحمد الغامدي) por haber cuestionado desde dentro este tipo de segregación en un artículo publicado a finales del año pasado, y se pregunta si las autoridades religiosas (المشايخ) tienen también algo que decir de esta foto.

Traigo a colación este asunto a propósito de ese otro que tanta atención ha recibido durante las últimas semanas en España: el caso de Najwa Malha (نجوى ملحة), una estudiante de secundaria a la que su antiguo centro le impedía asistir a clase por hacerlo con velo, incumpliendo así un reglamento pensado, según el propio director, "para alumnos empeñados en llevar gorras en clase". Se diría que, de Pozuelo de Alarcón a Najran (نجران), la ciudad cercana a la frontera yemení donde se tomó la foto que encabeza esta entrada, pasando por Gines, el velo es noticia. Cuando esto sucede, y últimamente lo hace de manera cíclica, se produce un curioso fenómeno mediático, que consiste en que la opinión y la información a menudo se contradicen. La primera se sirve caliente, como en el programa 59 segundos que emitió RTVE el pasado 22 de abril, y la segunda, fría, como este informe de El Mundo sobre el significado y el origen del 'hiyab' (حجاب). "Reducir la cuestión", dice este último, "a un simple pedazo de tela que se lleva por obligación no responde a la realidad" y, sin embargo, "sumisión" era precisamente lo que coreaban al unísono, a izquierda y derecha, sin excepción, los contertulios del programa.

Si la opinión deja bastante que desear, y no hablo de sesgo o mala fe, que los hay también, sino de simpleza (aludía uno de los contertulios, p. ej., a países "nada sospechosos ni de racistas ni de nada de eso, como Francia", dando a entender que allí ya estaba todo resuelto), la información, en cambio, no puede decirse que nos falte o que, en general, no sea veraz (o eso pienso yo, iluso de mí), aunque la manera de presentarla o seleccionarla también es una forma de crear opinión, sin duda: ahí está el claro ejemplo de MEMRI, fundado por un antiguo miembro de la inteligencia israelí, cuyo objetivo es "to bridge the language gap between the Middle East and the West" (un Oriente Medio del que, al parecer, no forman parte ni el hebreo ni Israel, pero sí un país denominado "Palestinians") y entre cuyos asesores figuran Bernard Lewis, Ehud Barak, Paul Bremer, José María Aznar (para cuya fundación, dicho sea de paso, tampoco Israel forma parte de Oriente Medio), un antiguo director de la CIA y hasta un ex director del Instituto Internacional de Investigación del Holocausto (?). Basta con echar un vistazo, más abajo ("MEMRI's readership and audience"), para ver cómo funciona y hasta dónde llega esta organización "independiente, imparcial, sin ánimo de lucro y exenta de impuestos", verdadera agencia de noticias gratuita (ya lo dice la Eneida: "Timeo Danaos et dona ferentes").

En el caso de España, según un informe sobre la imagen del mundo árabe y musulmán en la prensa española, publicado este año por la Fundación Tres Culturas del Mediterráneo (p. 146):
No se puede concluir, de manera categórica y general, que nos encontremos ante una representación islamófoba de esta realidad en la prensa española. Efectivamente, sí que se transmite una imagen negativa y en cierta medida estereotipada del mundo árabe y musulmán, pero las diferencias en el tratamiento informativo y sobre todo editorial entre unos y otros diarios son tan evidentes que resulta difícil llegar a una conclusión común de este tipo. Si bien en algunos diarios sí nos encontramos un tratamiento informativo orientado a la demonización y el estigma, en otros simplemente estamos ante una selección muy limitada de temas relacionados con este mundo, temas que al ser generalmente negativos contribuyen de por sí a generar una determinada imagen. Y esa es precisamente una de las características comunes que comparten todos los diarios de referencia en España, la selección de una agenda informativa muy limitada respecto al mundo árabe y musulmán.
A veces, para curarse en salud, los medios prestan su voz a expertos (supuestamente independientes) o a representantes de la propia comunidad musulmana (supuestamente representativos), aunque esto último cada vez parece menos necesario gracias a las encuestas: aquí en España se han hecho públicos, no hace mucho, los resultados de un estudio sobre la comunidad musulmana de origen inmigrante, del que ya hablé en su momento, pero también los hay a escala mundial, como el que John L. Esposito y Dalia Mogahed publicaron hace un par de años, que lleva el revelador título de Who Speaks for Islam? What a Billion Muslims Really Think (Gallup, 2008) y está basado en varias encuestas, cuyos resultados también se encarga de divulgar el proyecto Muslim West Facts. Entre las conclusiones de una de éstas, realizada a más de 1.000 mujeres de Arabia Saudí, Egipto, Irán, Jordania, Líbano, Marruecos, Pakistán y Turquía (2005), destaca el hecho de que, si bien la mayoría de las encuestadas desea tener los mismos derechos legales que los hombres "and admire the West for its gender equality", pocas (un 20% en Irán, donde se da el porcentaje más alto, seguido de un 18% en Turquía) consideran que "adopting Western values will help in their progress", y menos aún (sólo un 5% en Arabia Saudí, y un 2% en Marruecos) mencionan la desigualdad entre sexos como uno de los aspectos que menos les agradan del mundo islámico. Además, como muestra el gráfico, la mayoría concede una gran importancia a la ley islámica (الشريعة) como fuente de legislación:

Ahora bien, ¿puede uno confiar en las encuestas? Bueno, supuestamente son fiables, aunque, aun tratándose de Gallup y Esposito (o precisamente por tratarse de este último), siempre puede haber quien opine lo contrario y lo diga, no por casualidad, en un sitio como Campus Watch. En definitiva, la posibilidad de vislumbrar (estadísticamente hablando) qué opinan mil millones de musulmanes o los que viven en España, sin necesidad de portavoces, está ahí, salvo que los intermediarios (quienes diseñan y administran las encuestas) siguen siendo necesarios y, como en el caso de los medios de información, pueden ofrecer datos veraces pero sesgados, o saltárselos a la torera si no cuadran:
A la actitud orgullosa y crítica de los hombres marroquíes ya nos hemos referido. Por su parte, estas mujeres marroquíes sonríen ante la observación de que, en España, con frecuencia se les considera maltratadas o de que sean unas «sumisas totales» a sus maridos o sus hermanos o sus padres, o ante la recomendación «ilustrada» de descubrir las formas de su cuerpo en público. Al menos ante el observador exterior minimizan su inferioridad, y quizá exageran sus márgenes de libertad (que saben muy bien limitados, y ésa es una de las razones por las que se sienten relativamente a gusto fuera de Marruecos).
---Víctor Pérez-Díaz, Berta Álvarez y Elisa Chuliá, "Cultura, opinión, debate público y convivencia", La inmigración musulmana en Europa. Turcos en Alemania, argelinos en Francia y marroquíes en España, La Caixa, 2004, p. 291.

El perfil de Esposito es interesante: teólogo de formación, profesor de religión, asuntos internacionales y estudios islámicos en la Universidad de Georgetown (propiedad de los jesuitas) y director del Prince Alwaleed Bin-Talaal Center for Muslim-Christian Understanding (ACMCU), que forma parte de la Edmund A. Walsh School of Foreign Service, una especie de escuela diplomática privada, con que cuenta la misma universidad, y de la que Aznar, de nuevo, fue "Distinguished Scholar". El ACMCU, como se recuerda en su sitio web, es el resultado de la segunda mayor donación que ha recibido jamás dicha universidad y que en 2005 realizó este príncipe, hombre de negocios y filántropo saudí (para que luego digan que no hacen más que levantar mezquitas...): 20 millones de dólares, el doble del donativo que el alcalde Giuliani le rechazó tras los ataques del 11-S por sugerir que EE.UU. debía abordar algunas de las cuestiones que habían conducido a los mismos y reconsiderar su política en Oriente Medio.

A poco que uno escarbe, en resumen, pueden surgir conexiones curiosas, sobre todo si uno le sigue la pista al poderoso caballero, pero también si lo que busca es carnada (o carnaza, según se mire): viniendo de Georgetown, no es de extrañar que hasta en el insípido y anodino Al-Kitaab, el primer best seller entre los libros de texto para la enseñanza y el aprendizaje del árabe como lengua extranjera (que yo mismo empleo año tras año), haya quien vea propaganda política en contra de Israel y Occidente (todo un revés, por cierto, para quienes lo teníamos por demasiado yanqui). Aquí en España la sospecha recayó en su día sobre la fugaz Fundación Atman para el diálogo entre civilizaciones (2005-2007), calificada de cercana al PSOE y al Grupo PRISA, y presidida y financiada inicialmente por un misterioso mecenas iraní; "misterioso", digo, porque aparte de presentarse unas veces como Masoud (مسعود) y otras como Farshad (فرشاد), la poca información que hay sobre él en la red no hace más que envolverlo aún más en ese halo de misterio, como sucede con esta noticia de SABA (سبأ), la agencia de noticias yemení, en la que este "Spanish official" (?) aprovecha una reunión de negocios (gas y petróleo) con el presidente del país para trasladarle una invitación de su ex homólogo español, "Philip Gonzalez", para asistir a la conferencia sobre diálogo de civilizaciones que debía tener lugar en Madrid casi un mes más tarde, el 27 de octubre de 2005. "La mayor parte, si no todos los conflictos, lo han sido de intereses y poder", dijo entonces González, tal y cómo se recoge en el sitio de otra de estas fundaciones a caballo "entre Oriente y Occidente".

Con todo, no conviene abusar ni del "Dime con quién andas..." ni del cui prodest, y mucho menos perder de vista que las verdades no dejan de serlo porque haya quien les saque un provecho inesperado. A lo sumo, imagino, podrán salir manchadas, pero tampoco de manera indeleble. El problema, en cualquier caso, es que una verdad no va siempre acompañada de toda la verdad y nada más que la verdad.

Todas estas obviedades, perogrulladas, etcétera, para desembocar finalmente en una pregunta que ya hace tiempo dejé caer en el blog de Luz Gómez, a propósito de un artículo suyo publicado en la sección de opinión de El País con el titulo de "El discreto encanto de la islamofobia". En él, a mi modo de ver, más que de islamofobia se hablaba de autoridad en materia de islam o, mejor dicho, de quienes no la tienen: Luz menciona, por ejemplo, la figura del "musulmán esclarecido" que triunfa como interlocutor en los medios de comunicación aun careciendo de representatividad alguna, o a "los amigos (torpes) del islam", cuya lógica es, dice la autora muy gráficamente, la del "yo estuve allí, yo hablé con ellos". Entre unos y otros, dice esta colega, le estarían haciendo el caldo gordo a los islamófobos. La cuestión que yo planteaba era ésta: ¿a quién hay que creer entonces cuando se trata del islam?

Estos días se ha podido leer un poco de todo: el ABC de Galicia habla, p. ej., de "profesores de árabe" (uno, para ser exactos) que "comparan el uso del velo con el pantalón vaquero"; y también releer lo que ya se publicó en 2007, a raíz del caso de Shaima Saidani (شيماء السيعداني). Sami Naïr decía entonces, en la edición española de Foreign Policy (revista fundada en 1970 por Huntington, el del choque de civilizaciones, y publicada en España por FRIDE, un think tank también próximo al PSOE y al Grupo PRISA) que "el pañuelo es un signo de opresión de las mujeres, a quienes, en el espacio privado, sólo se puede educar para que dejen de usarlo". Esto último, tratándose de Naïr, me chocó, pero ahí está, como su contestación a quienes consideran que el velo no plantea problemas en España: "Tiempo al tiempo". ¿Y lo más sensato, con diferencia? Las declaraciones de Iván Jiménez-Aybar, el abogado de Najwa, a El País y a El Periódico, p. ej., cuando habla en este último de "hacer pedagogía" y de aplicar la legislación vigente, aunque no esté de más leerlas a la luz de estas otras palabras suyas acerca de Benedicto XVI y el diálogo con el islam, publicadas en el semanario Alba en 2005 (por aquello de las conexiones, en este caso con el catolicismo más conservador, y para que nadie se llame a engaño):
No son los católicos quienes perjudican los intereses de la comunidad islámica, sino aquellos gobernantes que, amparados en una malentendida laicidad, impiden el pacífico ejercicio del derecho de libertad religiosa de los musulmanes. [...] Y no olvidemos el caso de España, ya que haría mal la comunidad islámica en pensar que la voluntad decidida del gobierno de apartar a la Iglesia de la vida pública (de la escuela, de las calles, etc.), no le salpicará de una u otra forma a corto o medio plazo. [...] Incluso, llegado el momento, de nada le servirá el que algunos de sus representantes permanecieran impasibles mientras el Parlamento aprobaba una ley, la del matrimonio homosexual, que atenta contra todo aquello en lo que cree cualquier musulmán de a pie.
Mención aparte merece todo un clásico ya en esto de la hiyabología, que consiste en despachar la cuestión negando la mayor en un grado u otro, es decir, poniendo en tela de juicio que el velo sea preceptivo o siquiera islámico, en virtud de una exégesis alternativa de las aleyas coránicas (24:31; 33:59) que se invocan tradicionalmente para justificarlo. Y digo "despachar la cuestión" porque, a diferencia de quienes abogan sinceramente por este tipo de exégesis posibilista, como son las llamadas feministas islámicas, hay quienes se valen de la misma para condenar implícitamente el velo, que puede no ser preceptivo (واجب), en efecto, pero no tiene por qué dejar de ser recomendable (مستحب) o a lo sumo indiferente (مباح), a menos que se pretenda dar un giro de 360º. Y qué decir, además, si quien esgrime el argumento entiende el velo como "una provocación deliberada" o asegura que "matar a los infieles o los apóstatas (que eso sí que viene en el Corán) es un deber religioso". Sostenía Ortega y Gasset, en el prólogo a la traducción que hizo García Gómez de El collar de la paloma (1952) que "el Corán apergamina las almas". Siempre me ha parecido, y no sólo a mí, "una de las muchas ligerezas de Ortega", pero, visto lo visto, quizá baste con invertir el orden del enunciado, y sean más bien las almas de algunos las que acartonan todo lo que tocan...

Como en la danza de Salomé, lo que importa no son los velos o ella misma, sino las cabezas de los inocentes y las veleidades del poder. Pero no sigo, porque no terminaría nunca.

Otro día, si Dios quiere, hablaré de la islamología académica, la que compete a las áreas y departamentos de Estudios Árabes e Islámicos de nuestro país.

5 comentarios :

Jesús dijo...

Y si Dios no quiere, hombre de Dios, no me deje que le endiose a vd. así como así. Menuda alegría me ha dado: con lo vago que yo soy, me ha escrito lo que quería leer para rebatirle algo a un amigo. يعيشك

Jesús dijo...

(Coda post-sionista: Con amigos como algunos que se lucen como «amigos de Israel», para qué querrá Israel enemigos, me pregunto. O, alternativamente, así le luce el pelo a Israel).

Anís del moro dijo...

Ya decía yo que rodarían cabezas: la primera, la del subdirector general de Coordinación y Promoción de la Libertad Religiosa en el Ministerio de Justicia.

Celebro, Jesús, que te haya gustado el baile. Trataré de mantener el ritmo con el pie, hasta que empiece el siguiente.

Anís del moro dijo...

Juan Ferreiro, ex subdirector general de Libertad Religiosa: "Madrid vulneró los derechos básicos de Najwa" (entrevista con I. Cembrero y P. Álvarez, El País, 16.05.2010).

Anís del moro dijo...

Antonio Jiménez Barca, "El ministro del Interior francés, condenado por injurias racistas", El País, 05.06.2010.

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