26 de marzo de 2011

Que santa gloria haya

أبو المظفر تغلق شاه السلطان أنار الله برهانه / The Fizwilliam Museum (ref nº 93268)
Hace unos días me consultaba un amigo acerca de una fórmula en árabe que aparece en una obra del s. XIII que está traduciendo del persa al español, y que sigue, como en la moneda de la imagen, al nombre de un sultán fallecido: «أنار الله برهانه». Traducirla literalmente era sencillo a partir de las definiciones más habituales del término برهان (de hecho abundan las versiones literales en inglés —may God illumine his proof—; en francés —que Dieu illumine sa preuve—; alemán —möge Gott seinen Beweis leuchten lassen—, etc.). Pero, ¿qué prueba o evidencia es ésa que ha de aportar alguien y se espera ver iluminada, ilustrada, esclarecida por Dios?

La fórmula se diría acuñada en los sultanatos de la India, probablemente en el s. XII, de donde habría pasado, más adelante, al persa de Irán y al turco otomano, y parece hacer alusión al alegato o testimonio de fe que Dios apunta, infunde, dicta o pone en boca del difunto si es un buen creyente; gracia esta que suele impetrarse en epitafios y que resuena en la práctica de imbuir en los moribundos la profesión de fe musulmana (o de instruir a los muertos, una vez inhumados, de cara al examen de los ángeles Munkar y Nakir —منكر ونكير—), cuyo origen se encuentra en una tradición del Profeta (تلقين الموتى لا إله إلا الله).

Éste sería el sentido de la glosa que incluye Az-Zabidi (الزبيدي) en su famoso تاج العروس (XIV, p. 312): «قولهم: وأنار الله برهانه، أي، لقنه حجته», y que da lugar a la traducción que ofrece E.W. Lane en su igualmente célebre diccionario ("God taught him, or dictate to him, his proof") y a las interpretaciones de otros autores: para  V. Minorsky se trata de una fórmula que significa prácticamente "the late" (y no de un nombre propio, como cree H.R. Roemer); para A.H. Morton es "a benediction appropriate to one already dead"; para C.A. Storey un "posthumous title"; y para Lajos Feteke, citado por F.Th. Dijkema, "a blessing for deceased Sultans". Dijkema, sin embargo, discrepa del anterior y de su traducción ("may God render his witnessing glorious"), así como de la que ofrece Lane. Si la de este último, dice, convierte el modo optativo en indicativo, la de L. Feteke y su explicación ("the witnessing which he has done through his death to prove the truth of the faith") son de igual modo, a ojos de Dijkema, difícilmente plausibles (The Ottoman Historical Monumental Inscriptions in Edirne, 1977, p. 16):
Because it is not clear how somebody can prove the truth of the faith merely through his dead; furthermore, the appearance of the same formula after the name of Mehmed II in the foundation inscription of the Cihānnümā Kasrı in the New Palace in Edirne (dated A.H. 856) demonstrates that, at least in the early period of the Empire, it could be used also for living Sultans.
Vista de un cementerio en Alepo (حلب), Siria
Entre los partidarios del contexto fúnebre, en el extremo contrario, están quienes, motivados tal vez por bendiciones similares cuyo objeto es la última morada del difunto (أنار الله قبره / مرقده؛ نور الله حفرته / مضجعه / مقبره) traducen برهان directamente como "tumba". Es el caso de Dariusz Kołodziejczyk, que vierte al inglés esta misma fórmula en plural (أنار الله براهينهم) y otra parecida a las anteriores (نور الله مراقدهم / nevvere'llahu merakidehüm) de manera indistinta: "May God illuminate their graves / their miracle-working graves". El término, señala Helmut von Erffa, se encuentra "among the words most frequently used for tomb on tombstones in Iran and its eastern border countries" ("A Tombstone of the Timurid Period in the Gardner Museum of Boston", Ars Islamica, 11-12, 1946, p. 188), remitiendo al lector a P.M. Sykes ("Historical Notes on Khurasan", The Journal of the Royal Asiatic Society of Great Britain and Ireland, 1910, p. 1140), que traduce "may Allah enlighten his resting-place", sin indicar el motivo de su interpretación, y sin que ésta, por lo demás, resulte evidente a pesar del contexto, una inscripción en la cámara funeraria del santuario del Imam Reza (حرم امام رضا) en Mashhad (مشهد) sobre la restauración del edificio en 1118 (512 H).

A primera vista, la semántica de برهان recuerda a la de شاهدة, 'lápida' (lit. testigo), pero sorprende que ningún diccionario nativo recoja la acepción de 'tumba' ni, por descontado, la interpretación que da Sykes a la fórmula, y sí, en cambio, la tradicional, la escatológica. En persa, el diccionario de Dehkhoda (لغت‌نامه دهخدا) dice, literalmente, "que Dios le ilustre / enseñe su prueba" (خداوند حجت او را به او روشن کند / بیاموزاد) —es decir, no la de Dios, sino la propia del interesado, como se ve claramente en la misma expresión en plural (o en femenino, en árabe); mientras que en la sección de extranjerismos del diccionario de Mo'in (فرهنگ معین, IV, p. 29) se alude más concretamente al trance en que Dios pone en boca del difunto su alegato (خداى حجت وى را بر زبان او نهد). Opaco, sin embargo, resulta Yılmaz Kurt, autor de un manual de turco otomano (Osmanlıca Dersleri II, 1993, p. 80), que sólo aporta una traducción literal, sustituyendo برهان por دليل, un sinónimo: "Allâh delilini nurlandırsın". La fórmula, a propósito, y sirva como curiosidad, se encuentra en la disposición que el sultán Selim II (سليم ثانى) envía a los andalusíes («اندليس اهاليسنه») el 20 de enero de 1569 con motivo de la rebelión de las Alpujarras (véase Mühimme Defteri, 9:231):

Estaría por tanto en lo cierto Minorsky, citado ya, para el que esta "post-mortem formula referring to the Last Judgment" se traduciría "may God enlighten his plea" (Calligraphers and Painters, 1959, p. 85), donde برهان equivaldría a un alegato de inocencia válido hasta el día del Juicio, como se desprende de un documento árabe de procedencia otomana, estudiado y traducido por B.G. Martin, donde se añade expresamente "until the day of judgment" («أنار الله الملك الملام براهينهم إلى يوم القيامة»), y de otras bendiciones parecidas  (أنار الله برهانه وأعطاه يوم القيامة أمانه؛ أنار الله برهانه وثقل بالخيرات ميزانه). Compárese, p. ej., con el más habitual حجة, que en el contexto de las inscripciones funerarias, afirma Leor Halevi, "refers in particular to the proof of personal faith delivered to the angels Munkar and Nakir during the inquisition in the grave" ("The Paradox of Islamization", History of Religions, 42:2, 2004, p. 136).

Tampoco ha de olvidarse, creo, que el propio término سلطان, entendido habitualmente como 'autoridad', tiene también en el Corán el sentido de evidencia (si bien con mayor fuerza probatoria que برهان). "Lo más acertado que puede decirse al respecto", afirma Al-Tabari (الطبري) comentando el término سلطان en 55:33, "es que significa prueba y evidencia (حجة وبينة), porque ése es el sentido que tiene en el habla de los árabes, aunque tal vez quepa en ello el poderío (الملك), ya que este mismo es en sí una evidencia". En 69:29 se habla, p. ej., de quien verá perdida su autoridad / evidencia el día del Juicio. No en balde, سلطان y برهان van de la mano en la inscripción que analiza Dijkema (durante años, a propósito, Oriental Editor de E.J. Brill), y que reza: «خلد الله سلطانه وأوضح على العالمين برهانه», de cuya segunda parte sólo alcanza a ofrecer una traducción tentativa: "May God perpetuate his power and make manifest to the worlds the proof of his (divinely approved exercise of power?)"; y para Le dictionaire Colin d'arabe dialectal marocain (Rabat, 1993-7, I, p. 80), برهان es un "pouvoir surnaturel d'un saint, bien établi par ses miracles", un "pouvoir miraculeux" que puede llegar a manifestarse en contra de alguien.

شرف الدين علي يزدي: ظفرنامه
Para concluir, y más allá de cuál pueda ser definitivamente la traducción idónea de este tipo de bendición (un traductólogo ajeno a los códigos del orientalismo sugeriría tal vez "que santa gloria haya"), me queda la sospecha (fundada, me temo) de que debemos ser muchos los que en alguna ocasión, a diferencia de Dijkema, hemos traducido más que entendido, pasando de largo ante compromisos como éste sin nota a pie de página y optando por una versión literal lo más discreta posible. "Scholars", diría Gardiner, el egiptólogo, "should not shrink from translating difficult texts. At the best they may be lucky enough to hit upon the right renderings. At the worst, they will have given the critics a target to tilt at" ("Davies's Copy of the Great Speos Artemidos Inscription", JEA 32, 1946, p. 56).

Por mi parte, dos son las lecciones que he sacado en limpio o, mejor dicho, rescatado:
  1. Que a los diccionarios nativos (árabe-árabe, persa-persa, etc.) hay que acudir y volver una y otra vez por más que algunas de sus definiciones nos resulten de entrada opacas (y no necesariamente por falta de sens de la langue).
  2. Que cuanto más amplio y presto es el conocimiento que se tiene del islam y sus tradiciones, más sencillo resulta enfrentarse a textos clásicos en árabe, persa, turco o en cualquier otra lengua islámica
Lecciones ambas que no por ser verdades de Perogrullo está de más tener presentes, máxime cuando no parecen estarlo tanto en nuestros programas académicos. El mismo texto coránico sin ir más lejos, referente obligado y ubicuo, recibe escasa atención (didáctica, al menos) en el seno de unos estudios tan árabes como supuestamente islámicos. Con la experiencia, me confesaba en cierta ocasión una colega ya veterana, se va uno dando cuenta de la amplitud y profundidad de esta laguna, y lamentando no haber reparado antes en ella. Yo al menos, le decía, sí que había tenido ocasión de hacerlo.

المرتضى الزبيدي، تاج العروس من جواهر القاموس، ج 14، ص 312.‏
Con todo, en esta ocasión no habría bastado con unas nociones básicas de escatología musulmana, porque el eco del تلقين (un concepto de por sí nebuloso) en la fórmula de marras dista mucho de ser evidente; pero sí con partir de Az-Zabidi, que es el único en ponerlos en relación, pese a que también en persa y en turco existe el talkın.

Moraleja: q.s.g.h.

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